lunes, 2 de julio de 2012



Derechos  Sociales. Fuerza y coraje.

(julio de 2012 entrega del reconocimiento por méritos relevantes en el trabajo)


Compartir este reconocimiento con todos mis compañeros y hacerlo extensivo a todos los funcionarios, a todos aquellos para los que lo público, los servicios públicos sí son relevantes para el bienestar de los ciudadanos  y si son relevantes para la buena marcha del país y el buen funcionamiento de su economía.

Han pasado casi 2000 años  desde que un Señor  subió  a una montaña y pronunció un monumental sermón donde se escucharon los primeros  derechos sociales de la historia. Hoy, otros señores han decidido  que esos derechos sociales ya no son relevantes, salvo que se privaticen y rindan pingues beneficios, y quieren convertir la educación, la sanidad y las pensiones públicas en irrelevantes, la cultura en irrelevante, el derecho al trabajo y a la vivienda en irrelevantes, a los parados en irrelevantes y, por supuesto, a quienes corresponde velar por esos derechos sociales, a los funcionarios públicos, en muy irrelevantes.

 A esos señores les recuerdo las palabras de Rodrigo Díaz de Vivar “El Cid” que, allá por el siglo XII, desde la lealtad a su señor el Rey cometió la osadía de decirle lo que pensaba de decirle la verdad, éste lo castigo al destierro, se incautó de sus bienes y tierras, y le ordenó licenciar su ejército; austeridad y recortes, que diríamos hoy. El Cid acató no sin exclamar aquello de ¡QUE BUENOS VASALLOS SI HUBIESE BUENOS SEÑORES!

A pesar de todos los pesares  tengamos fe en que el futuro sea nuestro, mas el futuro hay que conquistarlo hay que ganarlo y para ello se necesitan armas, y como dicen los viejos poetas que la poesía es un arma cargada de futuro, y que la pluma y la palabra valen por mil fusiles, tres poemas: uno para los señores, otra para los vasallos y otro para quien corresponda.


Para los Señores:
A galopar, de Rafael Alberti

Las tierras, las tierras, las tierras de España.
Las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
Jinete del pueblo,
Al sol y a la luna.
¡A galopar,
A galopar,
Hasta enterrarlos en el mar!

A corazón suenan, resuenan, resuenan
Las tierras de España, en las herraduras.
Galopa, jinete del pueblo,
Caballo cuatralbo,
Caballo de espuma.

¡A galopar,
A galopar,
Hasta enterrarlos en el mar!

Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
Que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
Jinete del pueblo,
Que la tierra es tuya.

¡A galopar,
A galopar,
Hasta enterrarlos en el mar!



Para los vasallos, para nosotros:
Fuerza y Coraje, de Jorge Bucay

Es preciso tener fuerza para ser firme,
pero es preciso tener coraje para ser gentil.
 
Es preciso tener fuerza para defenderse,
pero es preciso tener coraje para bajar la guardia.

Es preciso tener fuerza para ganar una guerra,
pero es preciso tener coraje para rendirse.
 
Es preciso tener fuerza para estar en lo cierto,
pero es preciso coraje para tener duda.
Es preciso fuerza para mantenerse en forma,
pero es preciso coraje para mantenerse en pie,

Es preciso tener fuerza para sentir el dolor de un amigo,
pero es preciso coraje para sentir los propios dolores.
Es preciso tener fuerza para soportar el abuso,
pero es preciso coraje para hacerlo parar.
 
Es preciso tener fuerza para quedarse solo,
pero es preciso tener coraje para pedir apoyo.

Es preciso tener fuerza para amar,
pero es preciso tener coraje para ser amado.
 
Es preciso tener fuerza para sobrevivir,
pero es preciso coraje para vivir.



Y para los que corresponda que, como dice el BOE, son todos los que la presente vieren y entendieren: ellos, vosotros tal vez; ellas, vosotras, sí que la entenderán
Quiero, de Jorge Bucay
Quiero que me oigas, sin juzgarme.
Quiero que opines, sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mí, sin exigirme.
Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí.
Quiero que me cuides, sin anularme.
Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mí.
Quiero que me abraces, sin asfixiarme.
Quiero que me animes, sin empujarme.
Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí.
Quiero que me protejas, sin mentiras.
Quiero que te acerques, sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten,
que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas, que hoy, hoy podéis contar conmigo.
Sin condiciones.













Y para finalizar una nota a pie de página.

Antes he dicho que tengamos fe en el futuro, fe y no razón la razón sigue un camino opuesto y de seguido lo explico:
El otro día, en el Senado, un miembro de la cámara intervino en el pleno y se manifestó en los términos que siguen, y leo textualmente:
"El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, las grandes fortunas deben contribuir a las arcas ´publicas, los prestamistas deben pagar por su usura, y la corrupción debe atajarse para que el estado no vaya a la bancarrota. Todos debemos aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado"
El Senado era el de Roma
El Senador Marco Tulio Cicerón
El día hace 2090 años
En consecuencia la razón, no la fe, me dice que la teoría de la relatividad de Einstein es cierta que el universo es curvo acaso un rueda que gira y gira sin parar, y que viajamos en el tiempo a la velocidad de la luz hacia el pasado o hacia el futuro, es indiferente, ambos son los extremos que cierran el circulo que es esa rueda que gira y gira sin parar.
A pesar de todos los pesares ¡Siempre Adelante¡ ¡Y Que la Fuerza y el Coraje os acompañen!

NOTA:
Me pareció más apropiado para los vasallos Fuerza y Coraje”, aunque inicialmente pensara en Uno no escoge”, de Gioconda Belli.
 
Uno no escoge el país donde nace;
Pero ama el país donde ha nacido.

 
Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;
Pero debe dejar huella de su tiempo.

 
Nadie puede evadir su responsabilidad.
 
Nadie puede taparse los ojos, los oídos,
Enmudecer y cortarse las manos.

 
Todos tenemos un deber de amor que cumplir,
Una historia que nacer
Una meta que alcanzar.

 
No escogimos el momento para venir al mundo:
Ahora podemos hacer el mundo
En que nacerá y crecerá
La semilla que trajimos con nosotro
s.





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